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Receta de Rocas de coco

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Ingredientes para preparar Rocas de coco

  • 3 huevos
  • 200 gr. de azúcar
  • 250 gr. de harina fina
  • 200 gr. de mantequilla
  • 150 gr. de azúcar
  • 1 huevo
  • 300 gr. de harina
  • 65 gr. de almendras picadas
  • 4 claras de huevo (sin batir)
  • 125 gr. de mantequilla
  • 125 gr. de harina
  • 75 gr. de mantequilla
  • 100 gr. de almendras ralladas
  • 100 gr. de harina
  • 100 gr. de azúcar
  • 1 huevo.
  • 1/2 guinda o una almendra
  • 1 brocha plana.
  • 100 gr. de mantequilla
  • 2 huevos
  • 125 gr. de azúcar
  • 250 gr. de harina
  • 1 cucharada sopera de levadura Royal (rasada)
  • 1 cucharada sopera de leche fría
  • 1 huevo
  • 4 cucharadas soperas de aceite fino
  • 1 cucharadita (de las de moka) de levadura Royal o una (de las de café) de bicarbonato
  • 1/2 kg. de harina más o menos
  • 4 cucharadas soperas de leche fría
  • 1 litro de aceite para freír las rosquillas
  • 2 cucharadas soperas de anís (licor)
  • 6 cucharadas soperas de azúcar
  • 3 huevos
  • 150 gr. de manteca de cerdo derretida
  • 1/4 litro de leche fría
  • 1 cucharadita (de las de moka) de levadura Royal o de bicarbonato
  • 3 cucharadas soperas de anís dulce (licor)
  • 1 kg. más o menos de harina
  • 350 gr. de azúcar
  • 1 litro de aceite
  • 3 huevos
  • 200 gr. de azúcar
  • 100 gr. de almendras picadas
  • 25 gr. de mantequilla
  • 300 gr. de harina (más o menos)
  • 1 cucharada sopera de kirsch
  • 1 litro de aceite (sobrará).
  • 300 gr. de manteca de cerdo
  • 300 gr. de harina
  • 300 gr. de azúcar
  • 100 gr. de almendras tostadas molidas
  • 1 huevo
  • 250 gr. de harina fina
  • 2 huevos
  • 30 gr. de mantequilla
  • 2 cucharadas soperas de azúcar
  • 1 cucharada sopera de aguardiente

Preparacion de Rocas de coco

un poco de mantequilla para untar la chapa del horno un pellizco de vainilla. Se baten bien los 3 huevos con el azúcar y se les añade, de dos en dos cucharadas, la harina y la vainilla. Se unta con mantequilla la chapa del horno y con una cuchara de las de café se hacen montoncitos de masa bastante separados unos de otros, para que al ensancharse no se toquen. Se ponen a fuego mediano, y cuando las pastas están doradas se retiran en seguida (en caliente) de la chapa con un cuchillo de punta redonda. Se dejan enfriar para servir o para guardar en una lata un par de días si se quiere. Se procede exactamente igual que para la receta del bizcocho de nata , poniendo sólo un huevo y sustituyendo la cáscara de limón por vainilla en polvo. Una vez hecha la masa, se unta una chapa de horno con un poco de mantequilla y se espolvorea con un poco de harina. Con una cuchara de las de café se ponen montoncitos alejados unos de otros (pues esta masa se extiende bastante) y se meten a horno mediano hasta que estén doraditas. Se retiran con la punta de un cuchillo y se ponen extendidas hasta que se enfríen. una churrera con dibujo plano por un lado y ondulado por arriba. Se ablanda un poco la mantequilla y se mezcla con el azúcar con una cuchara de madera; se le añade el huevo y después la harina y las almendras. Se mezcla todo junto, procurando no revolver la masa más que lo indispensable. Se mete esta masa en veces en la churrera y se extiende sobre un mármol, cortando los carriles así formados en trozos de 4 cm. Se colocan con cuidado, ayudándose con un cuchillo de punta redonda, sobre la chapa del horno. Se meten a homo mediano, y cuando tienen un bonito color dorado se retiran y se dejan enfriar. Se pueden guardar varios días en una caja de metal. un pellizco de vainilla en polvo. En una ensaladera se pone la mantequilla, que no debe estar fría, sino blanda; se agrega el azúcar y la vainilla y se dan vueltas con una cuchara de madera durante 8 a 10 minutos; después se va añadiendo, cucharada a cucharada, la harina. Una vez bien incorporada ésta, se enciende el horno para que esté caliente y con una cuchara se ponen unas tiritas de un dedo o menos de anchas y bien separadas unas de otras, pues al calentarse se extiende mucho la masa. Se meten a horno mediano durante más o menos 10 minutos, hasta que las lenguas de gato estén bien doradas todo alrededor, pero con el centro claro. Se saca la chapa y, con un cuchillo de punta redonda, se desprenden primero todas las lenguas de gato y luego con cuidado se sacan y se colocan sobre un mármol bien planas hasta que estén frías. Una vez frías y tiesas, se ponen en el plato donde se vayan a servir o se guardan (2 ó 3 días) en una caja de metal. la ralladura de un limón Adorno: En una ensaladera se mezcla la mantequilla (blanda) con las almendras y el azúcar. Se añade después la harina, la ralladura de limón y, por último. 1/2 huevo batido como para tortilla. Todo ello se debe trabajar lo menos posible, sólo lo necesario para que los ingredientes queden unidos. Se coge masa con una cucharita de las de café, se forma una bola aplastada y se coloca en la chapa del horno. Con el pincel se embadurnan las pastas con el 1/2 huevo batido como para tortilla. Se coloca encima de cada pasta 1/2 guinda o una almendra y se meten a horno mediano. Cuando están doradas se retiran, levantándolas con un cuchillo de punta redonda. Se dejan enfriar. Se pueden guardar varios días en una caja de metal. unas almendras crudas, para adorno un poco de harina (para las manos). En una ensaladera se pone la mantequilla blanda, el azúcar, un huevo y la yema del segundo. Se mezclan bien los ingredientes con una cuchara de madera. Se añade después, poco a poco, la harina, la levadura RoyaI y, al final, la leche. Se espolvorean las manos con harina y con una cucharita de las de café se hace una bolita de masa, se pone en la chapa de horno, se aplasta en redondo dejándola de 11/2 cm. de gruesa y se adorna cada pasta con una almendra. En un plato sopero se bate un poco con un tenedor la clara que ha sobrado. Con una brocha se unta en cada pasta esta clara y se meten a horno mediano, más bien flojo (previamente encendido durante 6 minutos para la primera remesa), hasta que están doradas por arriba (15 a 20 minutos). Se saca la chapa del horno y con un cuchillo de punta redonda se desprenden. Se ponen en una mesa de mármol, si es posible, hasta que estén frías. Se pueden conservar unos días en cajas de hojalata. azúcar glass para espolvorearlas. En una ensaladera se pone el huevo y se bate un poco con un tenedor. Se añade el aceite, la leche y el anís. Se bate para que quede bien mezclado. Se agrega el azúcar y la levadura. Después se va añadiendo la harina, la que admita (1/2 kg. más o menos). Se forman unos rollitos de un dedo meñique fino de grueso y se hacen las rosquillas en redondo. Se pone el aceite a calentar y se fríen las rosquillas por tandas, primero con el aceite poco caliente y después más caliente (cuando se hayan inflado), para que queden bien cocidas por dentro y doradas por fuera. Se sacan y se dejan escurrir. Cuando están aún calientes, para que se adhiera bien, se espolvorean con azúcar glass o con azúcar molida corriente. la corteza de un limón rallada azúcar glass para espolvorear. En una ensaladera se pone todo junto, menos la harina. Se mueve todo durante 15 minutos. Entonces se le va agregando la harina, poco a poco, hasta que se desprenda de las paredes de la ensaladera. Después se forman las rosquillas de un dedo meñique de grueso y se fríen en aceite poco caliente para que se cuezan primero por dentro y se hinchen bien. Una vez bien huecas, se da más fuego al aceite para que tomen un bonito color dorado. Se escurren y después se espolvorean con azúcar glass. En una ensaladera se ponen el azúcar, las almendras, los huevos y el licor. Se dan vueltas con una cuchara de madera durante un 1/4 de hora. Aparte, en un cazo pequeño, se pone la mantequilla a derretir (sin que cueza), se añade a la masa y, por último, se va echando la harina, revolviendo lo menos posible. La masa tiene que quedar más bien blanda, de manera que se puedan formar unas croquetitas largas, de unos 3 a 4 cm. y anchas como un dedo meñique (pero habrá que untarse las manos con harina para poder formarlas, pues al ser blanda la masa se pega mucho). Se pone el aceite a calentar en una sartén grande y honda; cuando está empezando a calentarse, se retira del fuego y se van echando las croquetas de forma que queden holgadas; se espera a que se hinchen y se vuelve entonces a poner la sartén a fuego vivo, hasta que las croquetas empiecen a dorarse. Se retiran con una espumadera y se dejan escurrir en un colador grande. Estas croquetas suelen abrirse un poco, pero esto hace gracioso. Se pueden conservar una vez frías, unos días, en una caja metálica. un pellizco de sal canela en polvo azúcar glass para espolvorearlos. En una sartén sin nada se pone la harina a calentar. Se le da vueltas con una cuchara de madera y antes de que tome color se retira (unos 7 minutos). Se pone esta harina en una mesa de mármol en forma de círculo; en el centro se pone la manteca, el azúcar, las almendras, la canela, el pellizco de sal y el huevo. Se amasa muy bien con las manos hasta que esté todo muy fino. Se coge un poco de masa (el grosor de una nuez) y se forma una bola, que se aplasta para que quede un redondel grueso. Se colocan los polvorones en una chapa de horno al lado unos de otros, sin poner nada en la chapa, y se meten a homo muy suave (más o menos 30 minutos). Se sacan del horno y se dejan enfriar en la misma chapa. Se espolvorean con el azúcar glass. Se conservan en una lata o bien envolviéndolos cada uno con papel de seda. Muy a propósito para meriendas de niños. harina para espolvorear la mesa un pellizco de sal azúcar glass para espolvorearlos En una ensaladera se ponen todos los ingredientes juntos y con la mano se amasa muy bien. Una vez amasada en la ensaladera se espolvorea con harina una mesa de mármol y se amasa otro poco. Se vuelve a espolvorear la mesa con harina y con un rollo pastelero se extiende la masa hasta que quede muy fina. Se cortan unas tiras de un dedo de ancho y de unos 25 cm. de largas. Se forman unos lazos. En una sartén grande y honda se pone el aceite a calentar; cuando está en su punto (se prueba echando una rebanadita de pan), se echan los lazos de cuatro en cuatro para que no tropiecen y cuando están dorados se retiran. Se sirven en una fuente, espolvoreándolos abundantemente con azúcar glass. Se cogen la mitad del número de galletas que se vayan a preparar y se untan con la mermelada. Se les pegan las otras galletas apretando un poco, pero sin romperlas, para que se adhieran. Se pone a calentar en una sartén grande el aceite; cuando está caliente (pero no demasiado, pues estas galletas se arrebatan en seguida), se fríen rápidamente. Se sacan, se pasan por el azúcar y se colocan en la fuente donde se vayan a servir. Están mejor recién hechas.

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