Limpiar bien las sardinas, retirando cabeza y vientre. Lavarlas con agua y luego salarlas un poco.
Pelar las cebollas y cortarlas en juliana, salarlas y dejarlas en un escurridor para que se ablanden. Coger las patatas, cortarlas en rodajas de medio centímetro, lavarlas y dejarlas un rato en remojo. Escurrirlas y secarlas con papel absorbente para que no salpiquen cuando las vayamos a freír.
Poner aceite en una sartén y calentarlo. A continuación, incorporar las patatas y, cuando estén a medio cocer, sacarlas y escurrirlas. Picar los ajos y el perejil, de manera que quede todo muy pequeño y mezclarlo con el pan rallado y el pimiento rojo.
En una cazuela de barro, colocar una capa de patatas y, encima, formar otra capa con las sardinas. Taparlo todo con la cebolla y la mezcla de picada y pan rallado. Bañar el pan rallado con 6 cucharadas del aceite que hemos utilizado para freír las patatas y 4 cucharadas de agua. Dejarlo en el horno a 160 durante unos 20 minutos.